sábado, 31 de octubre de 2009

Cazadores imponen ley del miedo a comuneros


Desactivación de los comités de autodefensa ha dejado el terreno libre a los delincuentes

“Con carabinas y armas largas los “casachos” llegan de cuando en cuando a nuestras estancias. Nos dan arroz, atún y fideos y nos piden que les cocinemos. No podemos negarnos porque nos amenazan con sus armas. Ellos regresan algunos días después, nos dejan en algunas ocasiones la carcaza y siguen recorriendo luego otras estancias en busca de más vicuñas”, relata Leandro Qqueso Ccala, un antiguo comunero del sector de Negro Mayo en Lucanas, en el límite entre Ayacucho y Apurímac.

Aunque afirma que las incursiones han sido esporádicas este año, Leandro revela que entre los años 2006 y 2008 los cazadores furtivos, a los que llama “casachos”, se desplazaban con frecuencia entre las comunidades de Paija, Pallajarana y Llanama en las alturas de Negro Mayo.

Leandro reconoce que los cazadores furtivos han aprovechado la desactivación del comité de autodefensa que en el pasado los hizo huir por cometer sus fechorías. Ahora Leandro solo reclama que se reactiven los sistemas de control.

El mismo pedido hizo Cosme Huamaní Chipana, teniente gobernador de la comunidad de San Miguel de Mestizo, en el distrito de Cotaruse, provincia de Aymaraes-Apurímac. Él hace unos meses vio la muerte cercana al toparse en el sector de Surajasa con tres cazadores en plena faena de exterminio de 30 vicuñas.

“Retornaba a San Miguel cuando encontré a los cazadores. Tras apuntarme en la cabeza, me obligaron a arrodillarme, me quitaron mi guaraca y mi “quipe” con la poca coca, cancha y queso que llevaba. Cuando uno de ellos estaba a punto de dispararme, otro le advirtió de la presencia cercana de un pastor por lo que no me asesinaron, pero me quitaron las ojotas”, recuerda.

Cosme fue obligado por estos tres cazadores a caminar descalzo por casi 4 horas por la frígida puna llevando unos 25 cueros que habían esquilado. Luego lo abandonaron.
Este valiente comunero coincide en afirmar que los tres delincuentes furtivos usaban modernas carabinas con mira telescópica y se mostraban extremadamente fríos y sanguinarios.

TESTIMONIO
Los cercos ya no protegen a vicuñas
“Los cazadores ya han ingresado a los cercos permanentes de las comunidades de Yanacolpa, Putcca, Palmapancha, Palmadera, Sangayayco, Laramarca, Santiago de Chocorvos y Querco, así como San Miguel de Auris, Huilcacancha, Capilla Sur y Acobambilla (Castrovirreyna)”.

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